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castellano |
(discrepancias) |
française |
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2 |
V |
cinco |
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cinq |
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V |
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1 |
3 |
(IV) |
cuatro |
4 Vs.
2 |
deux |
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II |
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2 |
4 |
X |
diez |
|
dix |
|
X |
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3 |
5 |
XII |
doce |
|
douce |
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XII |
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4 |
6 |
(II) |
dos |
2 Vs.
8 |
huit |
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VIII |
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5 |
7 |
IX |
nueve |
|
neuf |
|
IX |
|
6 |
8 |
(VIII) |
ocho |
8 Vs.
11 |
onze |
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XI |
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7 |
9 |
(XI) |
once |
11 Vs.
4 |
quatre |
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IV |
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8 |
10 |
(VI) |
seis |
6 Vs.
7 |
sept |
|
VII |
|
9 |
11 |
(VII) |
siete |
7 Vs.
6 |
six |
|
VI |
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10 |
12 |
III |
tres |
|
trois |
|
III |
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11 |
1 |
I |
uno |
|
une |
|
I |
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12 |
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Fuente de las Horas
(...)
-El doctor creyó
haber encontrado una pista que se ajustaba a la sucesión. Un
curiosos orden; pero ha resultado incompleto:
Aún así,
se podría modificar la sucesión para que se
ajustara a lo deducido por el doctor, suponiendo que sí que
se variaran las posiciones. Su hipótesis es: 5, 4, 10, 12,
2, 9, 8, 11, 6, 7, 3, 1, en lugar de la recogida por nosotros 5, 2, 10,
12, 8, 9, 11, 4, 6, 7, 3, 1...
-Parece igual de absurdo.
¿Por qué se inicia en cinco, en lugar de en uno?
-Espera. Las variaciones son 4
por 2, 2 por 8, 8 por 11, 11 por 4, 6 por 7, y 7 por 6, en total seis
discrepancias, que no son sucesivas porque lo lógico, en
caso de alteración accidental, hubiera sido 4 por 2, 2 por
4, 8 por 11 y 11 por 8, por ejemplo. A no ser que realmente se
insertaran sin ningún orden...
-¿Cuál es
el orden?
-Según el doctor,
resultaría una broma muy curiosa, aunque las discrepancias
son sospechosas: Se trata de un orden alfabético.
-¿Cómo?
-Sí. Por eso el
primer número es el cinco, por la “c”,
no el uno que, de hecho, pasa a la última
posición, por la “u”.
-¡Qué
estupidez!
Ella no hizo ningún
caso de mi comentario. Parecía ensimismada en forma
enfermiza. Sin embargo, a pesar de mi manifestación yo lo
encontraba más ingenioso que estúpido: Era el
tipo de trampa que despistaría a un matemático;
ella seguía a lo suyo...
-Pero no encaja del todo...
(...)
No puedo reconstruir el proceso
mental que me llevó a lo que de inmediato me
pareció la solución. Fue una reacción
de esas comparable a una súbita inspiración. Una
corazonada. Pero los factores externos la favorecían:
Había retornado, de forma automática, a la Fuente
de las Horas, y recordaba cómo habíamos
recopilado la numeración Eugène y yo a medias.
Y ella contando en
francés:
(...)
-Une,
–cantó Eugène, en alta voz-...
trois,... six...
-Cinco,... dos,... diez, - yo,
a la vez.
-... sept, ... quatre
–Eugène.
-…doce,
…ocho –yo.
-Et onze
–Eugène.
-Y nueve –yo.
(...)
Un idioma que se ajustaba a la
procedencia de los constructores de la Fuente.
Antes de verificarlo sobre el
papel, ya estaba seguro de que la serie numérica
alfabética cuadraría cuando se expresaran los
números en francés.
Finalmente era
lógico, y así resultó.
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