 |
J.
Sereira / Elturiferario. Textos. VIII
|
 |
Tuve un sueño.
No lo
anoté, pero lo recuerdo con claridad, como secuencias
ordenadas y vívidas, inconfundibles, aunque absurdas.
Lo anoto ahora, aunque
sé que al tratar de darle coherencia,
falsearé algo.
Será difícil
encontrar coherencia, sin embargo.
Lo que recuerdo como principio:
Bajo el agua, el mar, a gran
profundidad.
El agua no es azul, ni verde, sino
de un tono rojizo apagado.
Nado acompañada de
sirenas; dos.
Sé que son sirenas, pero
sin imagen, sin
descripción que pueda aportar; no hay rastro en mi mente de
su forma, pero sé que lo son.
Distingo diferentes caracteres
personales en ellas.
Me hablaban en un lenguaje que yo
entendía, pero que ya no
recuerdo. Me estaban contando una historia, una serie de sucesos que yo
debía conocer.
Sus formas translúcidas
me inspiran confianza y
simpatía.
Al dar por terminado el relato, me
guían y
acompañan hacia las profundidades abisales, donde un
vórtice anaranjado, en continuo giro absorbente, tras su
despedida, me arrastra hasta depositarme sobre mi cama, donde
lógicamente desperté.
Tenían nombres, que no
recuerdo, pero que de alguna forma me
resultaban conocidos.
Al despertar, tuve la
convicción de que lo que me explicaron
era importante, aunque no recuerde el más mínimo
detalle.
Puedo anotarlo como un
sueño absurdo más.
Tenía el tubo agarrado
sobre mis pechos. Mientras lo tuve,
la sensación fue de realidad.
Al devolverlo a la mesilla, al
salir a la calle hacia la universidad,
el sueño va derivando en fantasía para estudio de
un psicólogo.
 |
J.
Sereira / Elturiferario. Junio de 2007.
|
 |
|