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J. Sereira / Elturiferario. Textos. IX

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Camino de Santiago.

Sombras y gozos se asoman despacito, 

se notan como espuma efervescente,
de playa,

los pies que nota el agua...

Si la luna lo quiere, 

en ondas se dibuja el camino de estrellas; 

del paso al trote,
corta el viento,

y la nave encuentra el horizonte en la mirada.

Galopa sobre el agua en el camino 

bordeado de hogueras de verano, 

y rinde al alba palabras 

que quedaron de una lengua que perdura pagana...


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J. Sereira / Elturiferario. Junio de 2010.

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J. Sereira / Elturiferario. Textos. II

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Gime el viento.

Por los mares,
silencio y tempestades se anuncian entre sí.

Se aprestan los piratas... 

Si la luna riela, y habla el viento en la vela,
es porque navegamos.

(...)

Es luna creciente.

No es esférica, pero puede servir.

La música es la misma.

Y, si quieres, pendula. Importa la voluntad.

No hay hipnosis involuntaria.

No me contarás nada que no desees.

Si lo prefieres, mira hacia aquella estrella. O da nombre a la tuya.

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J. Sereira / Elturiferario. Abril de 2007.

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J. Sereira / Elturiferario. Textos. XI

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Navegar.

para entrar en la tormenta, basta un velero que se ondule con las olas,
y vuele al viento...

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Sin arrepentimiento.

a salvo de coartadas,

sin compasión, y con pasión a veces,

anida, sin pudor, en nuestra alma,

se devela, y se crece.

Se confiesa y se alegra,

se ufana de quererte,

se maldice de ser sólo palabras,

se desliza en tu cama,

-entró por la ventana un cierto aroma-

y nada,

entre el pecado de tus brasas...





Negociar.

para pagar un meublé,

lo que sobra es dinero,

lo que vale es pasión...

Lograr unas monedas en la boca del metro del infierno,

traficar en la laguna Estigia con Cancerbero,

obtener un buen precio por la música,

y alquilar posada,

en el barrio del Temple.

O dejar que transcurra el Camino,

pase por esa Fuente,

se embriague de ese vino,

cambiar de profesión,

de estúpido a pastor, bajo esa luna.


Espuma de mar.

tus miradas son centellas,

incluso en la sukaldea,

que entran por la chimenea,

luces de luna y embrujo,

y dibujo,

con el humo de esas ascuas...



Manda luna.

mis negras melancolías,

se esfumaron,

por ensalmo,

se acabó ver pasar trenes,

subterráneos,

que piden volar al cielo.






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J. Sereira / Elturiferario. Junio de 2010.

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J. Sereira / Elturiferario. Textos. IV

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Números arábigos.

Números arábigos


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J. Sereira / Elturiferario. Julio de 2007.

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J. Sereira / Elturiferario. Textos. V

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Dos.

tiznado de inconsciencia,

en la cara se pintan los sentires,

bandera negra y blanca,

de pirata...

Las palabras asaltan;

las murallas,

tienen hora a las cinco de la tarde,

a pleno sol denuncian,

se hacen grávidas,

adormideras blancas,

con palabras de seda.

Mandrágulas que claman sus raíces,

a la luz de una luna precisa,

que se tiñó dorada en esa playa,

donde la arena se deshace en nácar...

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Trenes.

he viajado en ellos,

algunas veces ácidos,

otras, la diferencia entre el mar y la sierra,

un pañuelo -foulard- pefumado de marca,

madrugadas sublimes,

dormir en la maleta,

sin equipaje apenas,

en aquellos reductos compartidos,

obligados o no;

junto a la puerta fría que descubre misterios y paradas,

y la muerte que espera, como siempre,

en cualquier estación,

donde se mezclan flores y pesares,

y la vida que alumbra,

en trenes estelares,

-parada en Venus, Saturno la sigiente-

en cada una, una oferta de infinito.

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Savia y aroma.

La tarde melancólica, la noche fiesta, luna luz de rincones, rumores compañía, los calores amores, la lluvia fantasía.¿

Saben besos robados a fruta de los bosques?

Saben sueños de dichas, como los dedos saben del aroma.

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Cal y agua, sobre cielo.

sobre sus solas esquinas,

donde nace el misterio,

la pureza del blanco se quiebra,

a la sombra de cal y de arena,

azul reflejado de un cielo herido,

como la torre herida por el rayo de un tarot desquiciado,

que el quicio de la puerta ya se abrió al infinito.

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Pisadas sobre el agua.

acuden musicales a su cita,

a veces tremebundas,

orquestales,

a veces notas sueltas,

melodías,

complices de la noche,

como gotas de lluvia de verano,

salpican galopando...

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Me gusta el mar.

p'a que se ponga rojo y me alfombre,

caliente los pies fríos,

y transgreda,

invada sin decoro,

cualquier espacio, limpie de miserables y mezquinos;

me gusta el mar que tiene respeto a lo valioso,

ola a ola reemplaza lo turbio por lo claro,

tienta al explorador,

tapa al advenedizo...

.... y acoge a los piratas....

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Yegua desbocada.


Quizá nos lleve el viento al infinito,

bendito Torrente,

limpia y atropella...

La grupa que lleva sus letras,

es hija del viento, sus cascos,

extraen perlas del agua, al ser hendida;

su alegría,

tiene hecha reserva,

al pie de un monte,

donde brotan el vino,

y las endrinas.

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Vino trashumante.


y diferentes bosques, pero iguales,

semejantes calores,

a la ribera fresca de las aguas que fluyen cantando,

adorando al Grial del vino del Camino.

peregrinos....

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J. Sereira / Elturiferario. Julio de 2010.

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J. Sereira / Elturiferario. Textos. VI

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A tu vera.

A tu vera se tiñe la alborada de blanco,

una pared de cal,

al sol, al viento,

sembrada en tentación,

envuelta entre palabras y en acentos,

que llaman y despiertan la pasión.

y la consciencia...

no me importa nada.

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Del noroeste.

Como estandartes,

abalorios de Hesse,

llamas que ondulan,

agua sin fragua,

en isla solitaria,

donde arribamos náufragos.

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J. Sereira / Elturiferario. Agosto de 2010.

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J. Sereira / Elturiferario. Textos. VII

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Complicidad.

¿Y cómo pensar que no dejaron huellas las heridas que cauterizó la espada ardiente?

Mi mejor sonrisa, es para ti.

Es sonrisa cómplice, de quien sabe que el camino del cielo nunca pasó por Roma.

Que el Finisterre eligió a Santiago.

Donde los peregrinos buscan su mar, y sus placeres. Y la Visa es global.

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J. Sereira / Elturiferario. Junio de 2007.

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J. Sereira / Elturiferario. Textos. VIII

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Tuve un sueño.

No lo anoté, pero lo recuerdo con claridad, como secuencias ordenadas y vívidas, inconfundibles, aunque absurdas.

Lo anoto ahora, aunque sé que al tratar de darle coherencia, falsearé algo.

Será difícil encontrar coherencia, sin embargo.

Lo que recuerdo como principio: Bajo el agua, el mar, a gran profundidad.

El agua no es azul, ni verde, sino de un tono rojizo apagado.

Nado acompañada de sirenas; dos.

Sé que son sirenas, pero sin imagen, sin descripción que pueda aportar; no hay rastro en mi mente de su forma, pero sé que lo son.

Distingo diferentes caracteres personales en ellas.

Me hablaban en un lenguaje que yo entendía, pero que ya no recuerdo. Me estaban contando una historia, una serie de sucesos que yo debía conocer.

Sus formas translúcidas me inspiran confianza y simpatía.

Al dar por terminado el relato, me guían y acompañan hacia las profundidades abisales, donde un vórtice anaranjado, en continuo giro absorbente, tras su despedida, me arrastra hasta depositarme sobre mi cama, donde lógicamente desperté.

Tenían nombres, que no recuerdo, pero que de alguna forma me resultaban conocidos.

Al despertar, tuve la convicción de que lo que me explicaron era importante, aunque no recuerde el más mínimo detalle.

Puedo anotarlo como un sueño absurdo más.

Tenía el tubo agarrado sobre mis pechos. Mientras lo tuve, la sensación fue de realidad.

Al devolverlo a la mesilla, al salir a la calle hacia la universidad, el sueño va derivando en fantasía para estudio de un psicólogo.


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J. Sereira / Elturiferario. Junio de 2007.

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